Entrevista al futuro: Philip Dick [texto ajeno]

“No quiero escribir sobre el mundo que tenemos, porque el mundo que tenemos está muy por debajo de mis estándares. Okay, debería tal vez revisar mis estándares, acomodarme a la realidad. Pero yo nunca me acomodé a la realidad. Por eso, escribo ciencia ficción. Si ustedes quieren acomodarse a la realidad, vayan a leer a Philip Roth…”

 

Entrevista al futuro: Philip Dick 

Se puede sentir el orgullo resentido de esa frase, y también la defensa apenas encubierta de un género considerado, injustamente, menor.

 

Dos datos fundamentales: 1) su hermana melliza, Jane, murió cuando ambos tenían 6 meses, dejándole para siempre un sentido de falta (y culpa); 2) tras el divorcio de sus padres, se le diagnosticó esquizofrenia. Que luego hayan seguido el abandono de la escuela, la huida de la casa familiar, los múltiples fracasos matrimoniales, y su muerte inesperada a los 53 años, no puede asombrar. Asombra, en cambio, la obstinada producción de novelas, la prepotencia de una escritura que se debate entre la ficción y la filosofía, revelándose, de paso, emparentada a Kafka, a Daumal, a Becket.

 

La gran pregunta de Dick es simpre la misma: ¿qué es lo real, qué lo humano? De ahí que sus personajes estén, como nosotros, perdidos en el cosmos, que se hallen sujetos a la orfandad, el encierro, el caos, y la desesperanza. En literatura, escribió Simenon, todo es siempre autobiográfico, incluso la imaginación. La frase –su evasiva veracidad– se vuelve aún más pertinente en este caso.

 

Ridley Scott llevó magistralmente al cine Do Androids Dream of Electric Sheep? En el film, (Blade Runner, 1984), J.F. Sebastian –ingeniero genérico que diseña los replicantes para la corporación Thyrell– vive en un edificio en ruinas de una ciudad en ruinas de un universo en ruinas. Lo rodean muñecos de todo tipo. (Él mismo parece un muñeco.) Algunos son androides, otros amigos-imaginarios o amigos-de-juguete, otros meros proyectos entre lo que es humano y lo que no lo es. Uno de ellos dice: “No somos computadoras, Sebastian, pertenecemos al mundo físico”. Otro: “Pienso, Sebastian, luego existo”. Sebastian mide las frases. La genética se embebe de emoción, como si fuera el barco ebrio de Rimbaud” All this will disappear loke tears in the rain.

María Negroni,

Pequeño mundo ilustrado (2012, Argentina),

texto aparecido en de la Revista Quimera Nº 343.

Entrevista al futuro: Philip Dick [texto ajeno]

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