La elocuencia de la imagen. Olapic.

Instagram hizo su agosto con esa tendencia procurando a la gente un taller de retoque fotográfico en cada dispositivo móvil. Dentro del filón borgiano que es la Red, tres españoles han desarrollado un programa informático que permite a las marcas (empresas) interactuar con sus clientes a través de las fotografías.

 

Comenzado como un proyecto para el concurso de emprendedores e innovación del periódico New York Daily News, Olapic, que así es como se llama el software diseñado por Sabria, De Cabo y Luis Sanz, ya tiene en su cartera de clientes a firmas tan señeras como el propio periódico, los Mavericks (NBA) o el FC. Barcelona. Al principio, dicen, todo era humo, pura idea. El nuevo paradigma móvil y visual les llevó a pensar en algo así como el “pie de texto”, invirtiendo la mecánica del “pie de foto”, para trazar una estrategia comercial y de comunicación. El proyecto piloto sirvió para que el New York Daily News aumentara un 40% su tráfico y triplicara su impacto en las redes sociales.

 

Sólo necesitas un par de buenas imágenes para que una noticia o una campaña de marketing funcione, argumenta uno de los creadores. Y no le falta razón. A uno le vienen a la cabeza esas campañas del fotógrafo Oliverio Toscani para Benetton que tanta polémica desatan (directamente proporcional al impacto de la marca: que hablen de ti, aunque sea mal); la última de estas, bautizada Unhate, muestra a varios líderes mundiales dándose un beso en la boca, y debido a quejas de la Santa Sede tuvo que retirarse una de las imágenes, aquella en la que aparecía el Papa Benedicto XVI besándose en la boca con otro dirigente religioso, el imán egipcio Ahmed Mohamed el-Tayeb. Después de arder el fuego ya es solo humo, el Infierno ya es solo humo. Pura idea. Mensaje indio.

Olapic explora -y explota- la manera con que las imágenes pueden vincular al usuario con la marca, tratando de fidelizar y afinar esta retroalimentación que redunda en una expansión de la firma, en la “socialización” e impacto de esta a través de redes y portales. Tratan de focalizar el protagonismo en la gente, no en la propia marca, confluyendo hacia la idea de que la marca es la propia gente (y las fotografías que esta genera y cuelga y comparte voluntariamente).

 

En una final de la Super Bowl, la página de los Giant usaba este software para que los aficionados subieran sus fotografías mientras se jugaba. Uno de estos aficionados dejó un tuit donde decía haber llorado al ver su imagen en la web del equipo. Ese “feeling” visual y su consiguiente emoción, la identificación surgida de ese intercambio, bien podría ser el ideal que Olapic ofrece. Tal vez de una anécdota similar, quizá personal, quizá cambiando los canales, surgió en la cabeza de estos españoles la idea de ese software que refrenda aquella vieja consigna: una imagen vale más que mil palabras. Aunque hayas necesitado siete para decir eso. El conocimiento se suelda a la anécdota, la cultura reclama relatos.

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