Captchas, formas de humano homologadas.

Se dice que es algo que se ejecuta 200 millones de veces al día, y que dura unos 10 segundos. Y no es el sexo, no. Se trata del sistema Captcha, un software de bloqueo inteligente para el “spam” y las respuestas automáticas, que diferentes sitios web o servicios utilizan desde hace tiempo para filtrar accesos. Una máquina que diferencia lo humano de lo robótico.

Aunque quizás no se nos vaya tanta vida como en los semáforos, a menudo tan rutinario arancel de consciencia resulta un coñazo. Si bien su creador, Luis Von Ahn, de Guatemala, reniega como muchos otros de ese tiempo perdido, tuvo una interesante idea (ReCaptcha) con la que rentabilizar esas palabras borrosas que debemos pasar a limpio, haciendo que el rellenar esos formularios aparentemente aleatorios, sirva para que Google aprenda a leer palabras que no reconoce y mejore y promueva la digitalización de libros.

 

Sin embargo, se han ido desarrollando otros tipos de censores informáticos más amenos capaces de homologar humanos. Tal es el caso de Are you a human?, una empresa de apenas un año de edad que ofrece alternativas a los anodinos textos difuminados que debemos rellenar. Para ello se recurre a distintos minijuegos sencillos en los que el usuario debe relacionar o separa objetos y figuras para un determinado fin. El método Play Thru, como lo refiere Benjamin Blackmer, uno de los cofundadores de la empresa: pasar a través del juego. Lo lúdico como piedra de toque para determinar la “humanidad” del interlocutor.

 

Por su parte, Microsoft Asirra establece la diferenciación entre el humano y la máquina a partir de la elección efectuada entre varias imágenes de mascotas ofrecidas: sólo quienes seleccionan a los perros y los gatos son considerados personas. Facebook, si sospecha de la suplantación de una cuenta, ofrece al usuario distintas fotografías de contactos (previamente etiquetados), y pide que identifique los nombres. O Php-help, cuyo test de  test de Voight-Kampff no es otro que resolver una sencilla operación matemática. Entretenimiento para disipar los tiempos muertos que la seguridad exige. Como entretienen las aplicaciones móviles durante algunas burocracias del día a día.

 

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