Sony y las gafas que vienen. El cuatro ojos interactivo.

Google posee su particular “Project Glass”, un proyecto de gafas inteligentes en fase de desarrollo presentado hace un par de meses, anteojos que permitirían realizar videollamadas, compras online, consultas o agenda electrónica, además de grabar video y sacar fotos. Por otro lado, Microsoft también juega al futuro con sus Kinect Glasses, pero aquí aplicadas principalmente al mundo de la interacción con videojuegos, pues las gafas digitales se orientarían como controlador de su consola Xbox 360.

 

Por su parte, la multinacional nipona Sony ha presentado una solicitud de patente a fin de registrar su particular proyecto de gafas interactivas, y cuyo principal activo sería la posibilidad de compartir información entre aquellos usuarios que posean las mismas gafas. De este modo, a través de una red de transmisores en los dispositivos las personas podrían intercambiar información y datos mediante la mirada, a partir de la sincronización y convergencia de ésta entre los individuos. Además de conectividad con otros terminales móviles, como tabletas y videojuegos (no olvidemos que Sony posee su propia videoconsola, la PlayStation), y de la posibilidad de interactuar con el medio recibiendo información de lo visto, en línea con lo que ya sucede con los códigos QR y otras aplicaciones para teléfonos inteligentes, y siempre según la solicitud de la patente, a todo esto se le añadiría la monitorización de información biométrica: ritmo cardíaco, presión de la sangre, etc. Asimismo, a partir de la llamada “gestualidad touch”, se podría también fotografiar con ellas. Sony lleva tiempo trabajando en el campo de la realidad aumentada, en gafas como gadget desde el 2008, y ya había presentado previamente una patente para unas gafas destinadas a la PlayStation.

 

 

Cuando uno era niño, “cuatro ojos” era una forma de patito feo, de bicho raro. He oído que lo cool los llama ahora nerds, supongo que por esa acostumbrada asociación entre “cerebritos” y tipos con gafas. Sin embargo, ese apéndice anodino o fashion, que ya dejó de ser peyorativo hace algún tiempo, antes incluso de que la gente comenzara a llevar monturas sin cristales como un complemento más, como quien se pone extensiones o conjunta unos gemelos, puede que devenga con el tiempo apéndice sine qua non, imprescindible. La rara avis; el mirlo blanco; los marginados serán precisamente quienes no puedan decírselo [casi] todo con la mirada. La mirada cargada de binario que proyecta el futuro tecnológico a través de sus gafas interactivas. Supongo que con el tiempo acabarán siendo lentillas o nanotecnología en el nervio óptico, ya se sabe, dizque la moda es lo que no está de moda.

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