El polen de las ideas. Fibonacci fotovoltaico.

La veta de una idea nunca se sabe en qué piedra anda. Pudo haber sido viendo caer una fruta, despechado por el rechazo de una mujer o estudiando el crecimiento de las poblaciones de conejos. Newton; Zuckerberg; Fibonacci. El descubrimiento se suelda a la anécdota, la cultura reclama relatos. Este último, quizá el menos conocido, también llamado Leonardo de Pisa, fue un matemático italiano del siglo XIII que, además de la introducción de la numeración indo-arábiga en Europa, todavía vigente, expuso un sistema de sucesión numérica que quedaría más tarde fijado bajo el marbete “sucesión de Fibonacci”. Se trata de una secuencia bastante simple pero extremadamente funcional y recurrente en la naturaleza, la cual se basa en la lógica de que cada término es la suma de los dos anteriores: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, etc.

Gráfico de Conocimiento y la autonomía tecnológica.

Hace pocas semanas, Google lanzaba en fase de pruebas por Estados Unidos un nuevo sistema de búsqueda inteligente denominado Gráfico de Conocimiento, un motor de rastreo que no ofrece sólo enlaces indexados, sino que combina estos listados con información directa respecto de la búsqueda, a través de la consulta y filtrado de diferentes fuentes como pueden ser Wikipedia o YouTube, entre otras. Aunque su tamiz no posee los mimbres y la precisión que puede tener Wolfram Alpha, resulta un claro movimiento hacia esa lógica computacional.

Jacque Fresco, Tecnocracia y Web semántica.

Un lunático hombre llamado Jacque Fresco, diseñador industrial e ingeniero social, cofundador de un futurista proyecto denominado Venus Proyect, aparece en un vídeo de Internet comentando cómo cada vez más las “mediciones de las cosas”, los trabajos y, en definitiva, las decisiones, son delegadas en las máquinas, que lo hacen a mayor velocidad y con más precisión que los humanos.

La inteligencia del mensajero. Wolfram Alpha

Según parece, el sistema PageRank, el entramado algorítmico con el que Google indexa jerárquicamente los enlaces, ese ranking de las páginas facilitadas, está inspirado en un sistema, el SCI, que se usaba para determinar los méritos científicos de los investigadores a través de su “impacto” (publicaciones y referencias bibliográficas). Esa mecánica del índice de citación es, grosso modo, y llevado a los enlaces del hipertexto, lo que hace Google para determinar la relevancia de los contenidos que muestra el navegador. El filón trascendente de la biblioteconomía y la documentación

Hackers. Absorción y exilio. II

Mysha Glenny parece parafrasear aquella letra de Búnbury cuando se refiere a la comunidad hacker, o a una parte de ella: no son mala hierba, solo hierba en mal lugar. Este periodista y escritor británico se refería hace unos días a la reinserción del hacker, a la necesidad de este sujeto, pues su golpe semeja una habilidad desarrollada para prevenir, como el sparring que le dice al boxeador: recibiendo se aprende a encajar y, de ese conocimiento, surge el movimiento definitivo, la elisión del golpe (que en este caso es una seguridad más sólida, o mejor controlada). Sin hackers no habría seguridad, declara y rotula el periódico en su entrevista. No deja de tener cierto sentido, pero resulta paradójico: sin ejércitos no habría paz.

Google y el ministerio de la propaganda. Perdón, publicidad.

Toni Segarra lo había hecho así: una mano por la ventanilla de un coche con fondo agreste de carretera secundaria, la potencia de la marca perfilada en el minimalismo retórico de una pregunta: ¿te gusta conducir? El haiku de la publicidad amortigua la vida a la vez que relaja el hipocampo, y se expanden en el agua las frecuencias de la piedra como unos ojos in crescendo hacia los anillos de los árboles, es inevitable y dulce, queremos perder por algo la cabeza, volvernos locos, escupir fuego.

Hackers. Absorción y exilio. I

Azorado en el limbo espectral de la maleza, el hacker es una planta de yerba al margen absorbiendo luz y oscuridad del día tecnológico. La palabra hacker se rodea de recelos, unos ven viejos piratas donde otros proyectan grandes médicos, pero Jim Morrison dijo algo: En el mundo hay cosas; y entre las cosas, hay puertas. Hackers, serenos de la noche en red, el cascabel de su llavero es silencioso y anónimo como una calle vacía, la luz de las pantallas tras los estores. Soldados freelance del siglo, más de reputación que de fortuna, muestran el talón de Aquiles del mundo de la información globalizada.

Compota de Apple. No mezclar parias con manzanas.

Es curiosa la patria. Sangrienta a lo largo de la historia. Manipuladora. Machista, por como terminará la copla. En mi pueblo, durante un tiempo, la “t” de la casa cuartel estuvo caída. Más tarde, con la expansión de la ciudad ese edificio fue arrumbado, alma en pena, y alguien borró la “a” del artículo y pintó una “e” delante.

Opacidad lustrosa. El no-lugar de la Nube

Solo si somos capaces de habitar podremos construir.

Eduardo Chillida

 

Del cachivache siglo 20 a este verdadero cambalache siglo 21, el ser humano ha desarrollado la abstracción hasta la náusea. La física cuántica interroga partículas en un enorme anillo atómico del subsuelo de Ginebra tratando de explicar el origen de la materia del mismo modo que algunos hombres y mujeres persiguen en la indigencia la índole de dios. La mística tiene mucho que ver con el agua mineral con gas.